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24 de noviembre de 2010

Comunicado Conferencia Episcopal Boliviana

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La Conferencia Episcopal Boliviana manifiesta su honda preocupación por las agresiones y amenazas vertidas en los últimos días en contra de Mons. Tito Solari, Arzobispo de Cochabamba, a raíz de sus declaraciones del pasado jueves 18 de noviembre, referentes a la delicada problemática de jóvenes involucrados en el microtráfico de cocaína en poblaciones del Chapare de Cochabamba.
Es noticia frecuente la incautación o descubrimiento de fábricas de droga en diversos puntos del país, y tanto la realidad como la gravedad del narcotráfico han sido reconocidas incluso por el mismo Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia. Por otro lado, no es la primera vez que alguien se refiere a estos problemas, en el pasado remoto y reciente diversos reportajes de medios de comunicación han dado cuenta del tráfico de droga que compromete a adultos y menores de edad.

Como Iglesia boliviana nos solidarizamos con Mons. Tito por ser un Obispo identificado con su pueblo y conocedor de los males que le aquejan, por su presencia y contacto con la gente, día a día, a lo largo de décadas de servicio y que alza su voz de alerta porque está en juego la integridad física y espiritual de tantos niños y jóvenes. La propia población de la Arquidiócesis de Cochabamba puede dar cuenta del compromiso y aportes de Mons. Tito en situaciones álgidas como la realidad de las cárceles, los niños de la calle, la problemática del agua y otras, actuación que le otorga la suficiente autoridad moral para pronunciarse sobre estos temas.

Tal como lo ha subrayado claramente Mons. Solari su intención no ha sido sentar una denuncia y su palabra no ha pretendido criticar y menos atacar a nadie, sino hacerse eco de la inquietud de agentes de pastoral, educadores, padres de familia y jóvenes por la grave amenaza del narcotráfico en el Chapare. Expresar una preocupación como pastor basada en su propia experiencia y en testimonios de los propios pobladores no implica presentar pruebas tal como se le pide, pues ésa es tarea de las autoridades responsables.

Las palabras de Mons. Tito Solari no hieren a nadie, sino que más bien buscan defender la integridad y dignidad de las personas, especialmente de los jóvenes, expresando pena y dolor por aquéllos que se ven inducidos a esa actividad ilícita. Las reacciones exageradas, posturas intransigentes y actitudes intolerantes no nos llevarán a la búsqueda serena de soluciones profundas y verdaderas ante este problema.

La palabra de los Obispos como pastores tiene que ser acogida con humildad y deseo de vivir en la verdad y, desde luego, evitar la violencia, la descalificación y todo tipo de manipulación interesada.

Como Iglesia católica reafirmamos nuestro deber y compromiso con los valores del Reino de Dios: verdad, libertad, justicia y amor, al servicio de todos los bolivianos.

Los Obispos de Bolivia
La Paz, 24 de noviembre de 2010