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13 de mayo de 2012

Evo pierde adeptos entre indígenas y clase media

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Contradictorio. Ese parece ser el término que, hoy por hoy, refleja mejor la personalidad de Evo Morales, uno de los políticos más sorprendentes y polémicos que gobierna un país en ebullición: Bolivia.

Su inigualada e histórica popularidad -casi un 80% de los bolivianos le apoyaba en 2009-, ha comenzado a menguar hasta bordear, según las encuestas, el 38% en algunas ciudades; sus aliados disienten de sus medidas y ante la intolerancia a sus críticas se alejan, pero no discuten su estabilidad.

El pueblo se debate entre la fascinación y el desengaño, justo cuando tiene que remontar su bajada de popularidad para asegurar su reelección el 2014.

Estos días atrás, el mandatario boliviano ha sido noticia de primera página porque con una diferencia de pocas horas ha nacionalizado una empresa española y ha asegurado a otra, la petrolera española Repsol, el respeto a sus inversiones.

Mensaje

Desde 2006, el Día del Trabajo es propicio para la expropiación y así se mantiene viva la reivindicación de los recursos naturales en manos de los bolivianos. Morales decidió revertir al Estado el 99,4% de las acciones que la española Red Eléctrica Internacional SAU poseía en la Transportadora de Electricidad, con una innecesaria demostración de fuerza militar en la sede de la entidad. Atribuye la medida a la insuficiente inversión y ejecución de obras de la firma española, que invierte un promedio anual de cinco millones de dólares.

Más tarde, el mismo Morales aseguró al presidente de Repsol, Antonio Brufau, que garantiza que sus inversiones serán respetadas como las de un socio. "Bolivia necesita inversiones, necesita socios pero no dueños", ha aclarado.

La sorpresiva nacionalización ha sido considerada como un intento gubernamental de aplacar la revuelta de las batas blancas. Miles de médicos, trabajadores sanitarios y universitarios exigen su incorporación a la ley del Trabajo y políticas de atención al precario servicio de salud pública con huelgas y ayunos de 40 días.

La novena Marcha Indígena en defensa del territorio indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure, que comenzó la pasada semana, pone en tela de juicio el papel de "Héroe Mundial de la Madre Tierra" de Morales. La ONU le otorgó esa distinción en 2009 por su férrea defensa del medio ambiente y sus duras acusaciones hacia el capitalismo por intentar matar a la Pachamama (madre tierra). Ahora, el presidente quiere construir una carretera que atraviese el corazón de la reserva.

Conforme

El líder boliviano suele decir que no puede creer lo que está viviendo cuando se trata de momentos culminantes en su vida e, inevitablemente, mira en retrospectiva.

Panadero, ladrillero, platillero en las bandas de música de Oruro, Morales dejó sus llamas por la ciudad, pero pronto encaminó sus pasos a Cochabamba y a Chapare, donde comenzó cultivando arroz. Allí inició una carrera sindical muy próspera en el plano político. Llegó al Parlamento como diputado y, más tarde, en 2006, asumió la Presidencia de Bolivia en el comienzo de un proceso de cambio que está dando la vuelta al país, pero con demasiados sinsabores y decepciones para quienes lo han apoyado.

El exministro Canelas está convencido de que Morales es, de lejos, el presidente que ha trabajado más por el país: "Nunca antes ningún presidente le ha dedicado tantas horas y con tanta pasión para devolver al país sus recursos naturales. Ha cambiado las reglas y ningún inversor se ha ido".

Pero, sin desmerecer sus obras y gobernabilidad, quienes lo han apoyado están desencantados. Los indígenas, los asalariados y ahora la clase media le están dando la espalda.

Cocaleros defienden a su líder

En medio de una espiral de protestas callejeras contra el gobierno, los sindicatos cocaleros salieron a marchar el miércoles para defender al presidente Evo Morales. “Este proceso de cambio ha costado muchas vidas y estamos acá para defenderlo”, dijo Leonilda Zurita, líder cocalera y de una organización femenina que respalda al mandatario.

Centenares de cocaleros llegaron a la ciudad de Cochabamba, en el centro de Bolivia, y marcharon hasta la plaza de armas vitoreando al gobierno. "Nuestra marcha es pacífica para reclamar a otros sectores que se sienten a dialogar" con las autoridades, acotó Zurita. En La Paz el ambiente era el opuesto. Trabajadores de la salud y maestros de sector estatal, entre otros, protestaron contra Morales.

El País – Montevideo