Copyrights @ Journal 2014 - Designed By Templateism - SEO Plugin by MyBloggerLab

24 de diciembre de 2012

,

La Autonomía Indígena Originaria Campesina en Bolivia ¿Crónica de una muerte anunciada?

Share
Por: John D. Cameron*
 
Fuente:  Fundación TIERRA

Hace más de dos años que en nuestro país se lleva adelante la implementación de once autonomías indígenas. Es un escabroso proceso que hasta ahora no ha concluido por múltiples razones poniendo en entredicho la posibilidad de construir el Estado Plurinacional de Bolivia.

El 6 de diciembre de 2011 se cumplió el segundo aniversario de los referéndums de 2009 cuando los ciudadanos de doce municipios rurales votaron sí o no para la conversión de sus gobiernos municipales a nuevas instituciones de Autonomía Indígena Originaria Campesina (AIOC). Después de un poco más que dos años, es una buena oportunidad para reflexionar sobre los logros y desafíos que ha experimentado la AIOC, tanto en los procesos político-legales nacionales como en los municipios que –supuestamente- están en procesos de conversión.

La primera parte de este artículo analiza las políticas nacionales (y la ausencia de las mismas) hacia la AIOC y la segunda parte trata los procesos locales de conversión a la AIOC con base en las experiencias prácticas de las actividades de apoyo de la Fundación TIERRA en cuatro de los municipios en vías de conversión (Mojocoya y Tarabuco en Chuquisaca, Totora en Oruro, y Jesús de Machaca en La Paz).
La AIOC en el marco legal nacional: ¿Un adorno plurinacional?

Es importante destacar que el marco constitucional para la autonomía indígena y originaria en Bolivia es amplio, abierto y muy fiel al espíritu de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos Indígenas de 2007. También vale enfatizar que el gobierno de Bolivia fue el primero del mundo  en reconocer oficialmente la Declaración de las Naciones Unidas y en aprobarla mediante la Ley 3760 de noviembre de 2007. Entonces, por lo menos hasta la inauguración de la CPE en 2009, parecía que Bolivia tenía uno de los marcos legales y contextos socio-políticos más favorables del mundo para promover la autonomía indígena originaria. Sin embargo, hay que preguntarse ¿qué ha pasado en los últimos años?

Para poner en marcha la nueva CPE, el estado boliviano aprobó dos leyes que tienen muchas consecuencias para la implementación práctica de la autonomía indígena y originaria en el país. En julio de 2010, promulgó la Ley Marco de Autonomías y Descentralización (LMAD). Pocos meses después en diciembre de 2010 aprobó la Ley de Deslinde Jurisdiccional. Ambas leyes restringen seriamente el espíritu amplio de la autonomía que se encuentra en la CPE y borra las posibilidades de ejercer la autonomía para la gran mayoría de los pueblos indígenas y originarios del país. En este contexto se puede cuestionar la constitucionalidad del marco legal para la autonomía indígena y originaria y destacar su incompatibilidad con los principios básicos de la Declaración de las Naciones Unidas. Por un lado, la LMAD limita la construcción de autonomías indígenas y originarias a dos vías: 1) la conversión de gobiernos municipales a instituciones de AIOC, y 2) la conversión de Territorios Comunitarios de Origen (TCO) – ahora denominadas como Territorios Indígenas Originarias Campesinas (TIOC) - a instituciones de AIOC. Entonces, aun para solicitar la AIOC, los pueblos indígenas y originarios tienen que previamente lograr el poder municipal o el estatus de TCO – una condición que excluye muchos pueblos. Además, dentro del marco legal impuesto por la LMAD, los pueblos indígenas y originarios tienen que pasar por todo una serie de requisitos burocráticos y legales que limitan aún más las posibilidades de llegar a la AIOC. De los 18 pueblos que declararon su intención de solicitar la conversión a la AIOC en agosto de 2009, solamente 12 pudieron pasar por los requisitos legales y llegaron a la etapa del referéndum.  En el caso de los TCO, un análisis de Jorge Salgado revela que muy pocos podrían soñar en pasar por los requisitos y trámites que el estado ha impuesto para su conversión a la AIOC. Por el otro lado, la Ley de Deslinde Jurisdiccional debilita aún más las posibilidades de poner en práctica la autonomía indígena y originaria en el ámbito legal – limitando la jurisdicción indígena originaria a temas puramente locales y de menor seriedad.

Mirando el marco legal tan restringido para la autonomía indígena y originaria hay que preguntarse ¿Por qué el gobierno, más allá de la voluntad del Ministerio de Autonomía, no quiere promover la AIOC? Se puede destacar por lo menos dos razones posibles. Primero, la autonomía indígena y originaria podría chocar con la dependencia de la economía boliviana y del estado boliviano en la extracción de recursos naturales (especialmente los no renovables). Segundo, la autonomía podría desafiar unas de las estrategias claves del partido del MAS: el control político de los gobiernos municipales. Tomando en cuenta los más de 140 municipios donde los pueblos indígenas u originarias representan más de 90% de la población total, una conversión masiva de municipios originarios a la AIOC podría romper no solamente el acceso del estado a los recursos naturales no renovables (ver el caso TIPNIS) sino también los vínculos políticos entre el partido del gobierno y sus bases políticos en los municipios rurales del altiplano y de las valles. En suma, parece claro que el gobierno de Bolivia no quiere promover en serio la autonomía indígena y originaria. O quizás aún peor, el gobierno promovería la AIOC pero solamente en algunos pocos municipios y territorios para buscar mantener un buena imagen internacional. En este contexto la AIOC quedaría como un simple adorno plurinacional de un estado que en su seno sigue siendo liberal y republicano.

La conflictividad de la AIOC en los ámbitos locales
Saliendo del contexto nacional hacia los espacios locales, un tema clave llama la atención en los municipios que están supuestamente en vías de conversión a la AIOC: la alta conflictividad del proceso. En la gran mayoría de los 11 municipios los procesos de transición a la AIOC han encontrado obstáculos profundos en la heterogeneidad cultural y política. Las experiencias prácticas revelan dudas serias en las poblaciones indígenas y originarias sobre el cómo y hasta el sí se puede y debe convertir las normas y procedimientos propios de la democracia comunitaria en reglas e instituciones formales del autogobierno. Además, los vacíos legales de la LMAD han convertido a muchos de los alcaldes y concejales de los 11 municipios en enemigos de la AIOC – debido que quieren terminar los 5 años de gestión municipal antes de la conversión autonómica. También hay que destacar que un análisis de los estatutos autonómicos en marcha revela que el marco legal para la AIOC conduce – irónicamente – hacia un involucramiento más cercano con el estado y toda su lógica administrativa y política. De este contexto, tanto nacional como local,  surge la conclusión que para buscar una autonomía indígena u originaria relevante habría que salir del marco legal vigente y volver una lucha política para implementar los derechos garantizados en la CPE y reconocidos al nivel internacional por las Naciones Unidas. Sin una lucha por un marco legal más responsable, es muy probable que la autonomía indígena y originaria quede como una pequeña decoración simbólica de la plurinacionalidad y muy fuera de las posibilidades de la gran mayoría de los pueblos indígenas y originarios del país.
  
*Investigador y docente de Dalhousie University en Canadá e investigador asociado de la Fundación TIERRA. Correo electrónico: John.cameron@dal.ca