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30 de enero de 2013

[Sobre las elecciones en Beni] La culpa es de ella

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Por: Boris Miranda

“No es una derrota del MAS, perdió Jessica Jordan”. Nunca lo dirá alguna figura pública y jamás lo reconocerán Evo Morales o el Vicepresidente, pero en Trinidad y Riberalta no hay dudas al respecto.

Lo dicen los primeros que apoyaron al proceso de cambio en Beni, cuando no había partido, ni autos, ni plata, ni nada. Cuando era peligroso reconocerse como masista.

En los inicios del experimento de los movimientos sociales denominado “Instrumento Político”, nadie imaginaba que en menos de 20 años ésta sería una plataforma para que una Miss Bolivia llegue a la administración pública departamental. Pero así fue. O, mejor dicho, así quisieron que fuera.

Jordan arribó al partido de Gobierno gracias a su alta popularidad y carisma. Su derroche de simpatía en conciertos, pasarelas y programas de televisión fue decisivo para que la jerarquía oficialista piense en ella como la (nueva) cara del Movimiento Al Socialismo en Beni; el departamento con mayor cantidad de pueblos indígenas de Bolivia.

Sin embargo, no fue ése el pecado original que provocó la derrota de la candidata masista. Pasarían muchas otras cosas, desde la invitación de Evo a Jessica, en 2009, hasta la derrota (¿definitiva?) de la ex modelo el domingo pasado.

“No estábamos de acuerdo en que ella vaya de candidata. Ella lastimó demasiado a las organizaciones sociales”, cuenta un dirigente campesino que quedó al margen debido a que otro directorio, no reconocido por la CSUTCB, fue el que trabajó con Jordan y su entorno.

Es más, la dirección nacional del IPSP reconoció a una Coordinadora Departamental por el Cambio (Codelcam) integrada por más funcionarios públicos que dirigentes sociales. Así se avaló el liderazgo de Jessica en el partido azul. Leonilda Zurita y Concepción Ortiz estuvieron en Trinidad para asegurarle ese reconocimiento.

Así, ella quedó en mitad de la división de la Federación de Campesinos de Beni, una de las primeras organizaciones sociales que se sumaron al carro del MAS. Jessica, aparentemente, no hizo nada para reunificar a los trabajadores del agro.

Las peleas no terminaron ahí. La ex candidata del MAS tuvo un duro enfrentamiento, del que salió ampliamente victoriosa, con la asambleísta departamental beniana Mari Luz Coímbra, elegida representante por usos y costumbres indígenas.

La dirigente originaria fue una de las pocas que se opuso a la alianza MNR-MAS que permitió que el oficialismo “controle” la Gobernación y que Ernesto Suárez quede suspendido de sus funciones como primera autoridad departamental.

El testimonio de la asambleísta, humillada y obligada a dejar su curul, llegó hasta Juan Ramón Quintana a través de una nota.

“En la carta mencioné que quería tener una audiencia con el Presidente; necesito entrevistarme con él para contarle toda la verdad, que hemos tenido esta humillación, porque ella me humilló a mí y a todo el sector del campesinado de donde vengo”, relató Coímbra. Una de las pocas que se animó a denunciarla con nombre y apellido.

Hasta allí ya estaba consolidada la alianza del MAS con una fracción del MNR beniano, Jordan ya estaba peleada con sectores indígenas y campesinos, y el ministro de la Presidencia ya había recibido otro informe negativo de la nueva aliada.

Por si fuera poco, la jugada para sacar a Suárez de la Gobernación, propiciada por los sectores del oficialismo alineados detrás de la ex modelo, estaba por precipitar una nueva elección en Beni.

Sin embargo, ésas no son (todas) las causas de la (segunda) derrota de Jessica. Todavía sucederían más cosas en los meses previos a la campaña y durante todo el periodo electoral.

“Ella cometió errores en la Gobernación. Eran muy pocos masistas trabajando allá, eran gente del MNR. Ellos están en la Gobernación. Todos se quejaban porque la Gobernación estaba con la derecha. No hubo apoyo a las bases masistas. Ella apoyó a un gobernador del MNR y así metía a la gente que quería”.

Ahora habla un miembro de la dirección política del Movimiento Al Socialismo que apoyaba la candidatura de Álex Ferrier en lugar de Jessica.

A estas alturas, Jordan ya estaba más que bien acomodada en espacios de poder en Beni. Su equipo, se dice, tenía influencia directa sobre autoridades judiciales y ella “coordinaba” con la Gobernación desde su puesto en la dirección de la Agencia para el Desarrollo de las Macrorregiones y las Fronteras (Ademaf), la entidad que se creó a la medida de Juan Ramón Quintana.

Sin embargo, no existe siquiera una foto del ministro de la Presidencia con Jessica durante toda la campaña y los meses previos a la postulación. De hecho, el delegado del Gobierno en Beni, por esta vez, fue el ministro de Culturas, Pablo Groux, cuando Quintana siempre era el responsable de la gestión electoral en esa región. ¿Por qué JR se mantuvo esta vez al margen?

En realidad, el entorno que rodeó a Jordan tenía de todo menos masistas históricos o figuras oficialistas. En cambio sí habían hijos de ganaderos y hacendados, viejos emenerristas, algún adenista moderado, jóvenes universitarias con ninguna experiencia política (ni compromiso) y un empresario dedicado a la venta de cuero de lagarto que, además, era su novio.

Pero con todo eso encima, todavía la elección no estaba perdida y hubo quienes redoblaron esfuerzos para revertir tanto antecedente negativo. Una de ellas fue Susana Rivero, quien logró una tregua parcial y recuperó a las bases para la campaña.

“Después hubo un ‘sana sana’, pero mucho estaba destruido. Así se fue a la elección, con serias divisiones. Ella nunca pidió disculpas al MAS y a las organizaciones. La doctora Susana se ocupa por decisión del Presidente. Ella suma a todos los compañeros que no estaban. Nos llamó y nos dijo que no podemos quedarnos afuera. Nos convenció a entrar a muchos. Fue ella, no Jessica, la que nos convenció”, explicó un riberalteño que participó en las caravanas.

Mientras Jessica, el novio y las amigas iban en las camionetas 4x4, las bases del MAS seguían al convoy oficialista en puestos de retaguardia.

Jordan siempre llevaba ropa a la moda, sombrero y gafas. Cuando llegaba a poblaciones rurales, las reuniones eran con los alcaldes -casi todos del MNR- y no con las bases. Con las organizaciones sociales conversaba poco y no le gustaba compartir en los mercados.

La situación incomodó hasta a uno de los operadores con más batallas del partido azul. “Ella le prestaba más atención al cortejo que a Wálter Chávez”, contó el mismo riberalteño. El fogueado estratega del masismo llegó a irse de Beni molesto y después volvió cuando poco se podía hacer.

Esta es la historia que, por esos tristes designios del centralismo democrático, nunca será relatada por una autoridad o un alto dirigente del Movimiento Al Socialismo.

Cierra uno de los responsables de la campaña en Trinidad: “Si ella ganaba, los compañeros se preguntaban quién iba a ganar. Obviamente que no iban a ser los masistas. Ella se alejó del MAS. No ha sido una derrota del MAS, sino de Jessica Jordan”.

Publicado en el suplemento IDEAS de Página Siete el 27 de enero de 2013.