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Álvaro García Linera acaba de demostrar que el “Jefazo” no es el único que dice evadas en el gobierno. Sucede que, según el vice, los maltratadores de mujeres deben ser “estigmatizados como los sidosos”.
El exabrupto, que equipara a los enfermos de SIDA con los criminales, provocó múltiples comentarios en las redes sociales, y aunque el vicepresidente se disculpó por su expresión, lo cierto es que lo dicho, dicho está, como lapsus revelador de una mentalidad.
En varios de los países aliados del régimen evolinerista, las personas afectadas por la mencionada enfermedad son tratadas como delincuentes.
Es el caso de Cuba, donde la discrecional Ley de Peligrosidad Social permite a las autoridades recluir a los enfermos en los “sidatorios” de Los Cocos y de San Juan de Lajas, que forman parte del gulag tropical.
O el de China, donde numerosos activistas defensores de los enfermos han sido perseguidos y encarcelados, algunos de ellos por denunciar que la principal causa para la transmisión del virus en ese país no es el contacto sexual, sino el programa de transfusión de sangre del Estado.
En el otro polo del arco ideológico, demostrando una vez más que los extremos se tocan, el neofascista francés Jean Marie Le Pen ha propuesto la internación forzada de los afectados por el SIDA, que él define como “una enfermedad extranjera traída por los inmigrantes”.
Tal vez a Le Pen le gustaría la comparación hecha por García Linera, entre “sidosos” y criminales…
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