Por: Boris Bernal Mansilla
El recuerdo de una capilla frente a la casa de mis abuelos en Italaque está presente hasta el día de hoy, a pesar de que en el lugar solo quedaron restos de un inmueble desmoronado, pero que aún guarda el espíritu de un lugar sagrado en este espacio. Es por ello que me dediqué a investigar este último tiempo sobre los aspectos histórico-místicos de la CAPILLA DEL SEÑOR DE LA JUSTICIA DE LA FAMILIA MANSILLA DE ITALAQUE, inspirado en los datos legados por Raúl Mansilla Cutipa y Lucio Mansilla.
Los datos parroquiales de Italaque, relatan que para el año 1690, llega a la población de Italaque desde el Cusco, un hombre con bastante equipaje, entre el cual, se encontraban imágenes tridimensionales de santos y cuadros de arte sacro, el nombre de este misionero y peregrino católico era Francisco Mansilla, quien cautivado por la belleza de Italaque, decidió establecerse y terminar su caminar en estos valles interandinos.
Francisco Mansilla junto a su familia, compraron extensas tierras, que posteriormente fueron donadas al pueblo y el día de hoy sirven como cementerio y canchas en la población de Italaque.
Para el año 1695 la familia Mansilla realiza los tramites y gestiones ante la iglesia católica, para erigir un oratorio privado o capilla dedicada al Señor de la Justicia, ya que trajo de tierras lejanas una imagen tridimensional del Señor de la Sentencia y un cuadro del Divino Justo Juez de estilo barroco.
Sobre la normativa de los oratorios privados, Rosalía María Vinuesa Herrera en su “Estudio de los Oratorios domésticos y Capillas privadas en los siglos XVII y XVIII”, describe:“De los expedientes consultados sobre las solicitudes de oratorios privados, se ha podido constatar que cualquier persona podía solicitar la licencia para oír misa en un oratorio privado. La única condición necesaria era la de ser “persona noble y de noble generación”, naturaleza que la mayoría de los casos había que acreditar, y tener un lugar decente en la casa “libre y separado de todas las oficinas y actos domésticos”, donde colocar el oratorio y celebrar el santo sacrificio de la misa con toda decencia…”
En la colonia toda familia de importancia tenía dentro de su casa un oratorio particular. Para ello debían pagar una licencia en el arzobispado.
¿Por qué el nombre del Señor de la Justicia?
Al contar la capilla de la familia Mansilla con las imágenes del Señor de la Sentencia y del Divino Justo Juez, éstas forman en su integralidad al Señor de la Justicia.
Al respecto Teresa Gisbert en su texto “Los curacas del Collao y la conformación de la cultura mestiza andina”, cita:
“Los agustinos empezaron a plantear teóricamente ciertas identificaciones como equiparar el Sol con Dios, o con Cristo, considerado en la Edad Media como SOL DE JUSTICIA. Tal identificación es evidente en el grabado de la portada de la "Crónica Moralizada" de Calancha [1638] donde a un lado se pone el Sol con la leyenda: "XTUS DEUS NOSTER SOL JUSTICIAE"
La denominación Justo Juez, se dice que está inspirada en el momento bíblico, en que el Señor Jesús fue presentado ante Poncio Pilatos y declara que su Reino no es de este mundo. También cuando la esposa de Pilatos, llama a éste y le dice “no te metas con ese Justo, pues he sufrido en sueños anoche por Él”.
El Señor de la Justicia, Señor de la Caña, Señor de la Vara, Señor de la Sentencia o Divino Justo Juez, es Patrón del Poder Judicial, es por ello que, cuentan que a la Capilla del Señor de la Justicia de la familia Mansilla en Italaque, desde su instauración venían de diferentes lugares del país y el extranjero, a pedirle por justicia en sus problemas, esto se dio hasta los años ochenta del siglo pasado.
Otro dato que queda en la memoria colectiva de los italaqueños y sobre todo en la familia Mansilla, es el hecho que el cuadro del Divino Justo Juez, era solicitado por diferentes comunidades para que este visite en un peregrinaje a las familias y personas devotas.
Es evidente el alto valor espiritual, histórico y cultural de la Capilla del Señor de la Justicia de la familia Mansilla de Italaque, por tal razón los descendientes de Francisco Mansilla vienen trabajando en la posibilidad de reconstruir este espacio simbólico.