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27 de enero de 2011

Los MAS pobres sufren MAS

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En el país de las maravillas de Evo Morales y Álvaro García no tienen cabida los pobres que son los que más sufren por los desaciertos de cinco años. Seis millones de bolivianos viven en pobreza y tres millones en extrema pobreza según datos de las Naciones Unidas (ONU). Sólo un millón de bolivianos vive bien y nueve millones sufren ahora las colas para pan, azúcar, harina, gas licuado, arroz, aceite, carne de pollo, educación. Es la Cuba del comandante Evo cuyo ídolo, Fidel Castro, copió del comunismo ortodoxo agarrar al pueblo por el estómago para someterlo.

Los pobres y los más pobres del país, nueve millones de bolivianos pobres, son víctima de la nueva casta gobernante de llunkus exitosos que los manejan para que apoyen con su voto a cambio de promesas nunca cumplidas, por el contrario, el presidente Morales Ayma prometió “cambio” para “vivir bien”. En cinco años recién se dio cuenta que los paros y bloqueos causan un enorme daño económico al país. Hasta ahora no ha respondido por los daños ocasionados a los bolivianos como dirigente cocalero durante dos décadas en las cuales se cansó de bloquear Bolivia. Algún momento tendrá que ser enjuiciado y asumir la responsabilidad que provocó más y más pobres.

La clase política tiene enormes deudas con los bolivianos. Morales y García que prometieron “cambio” la tienen aún más. Administraron 61.000 millones de dólares monto manejado por los gobiernos de los últimos 20 años. De ese monto 50.000 millones de dólares tienen destino incierto. El desastre económico-financiero llevó al país a la desesperación. Centenas de mujeres pobres, de pollera, lloran todos los días en las puertas de la empresa gubernamental EMAPA por un poco de alimento. Miles de miles de familias en el área rural no tienen qué comer y otro tanto de la clase media baja apenas puede subsistir con la mitad de ración plurinacional.

En Bolivia no hay trabajo. Cada año hay 120.000 nuevos desocupados sin considerar los que quedaron sin empleo o son subempleados. El gobierno dice que creó 400.000 empleos. Seguramente serán “cuentapropistas” para seguir el ejemplo de Cuba que echó a la calle a 500.000 personas para que se vuelvan “cuentapropistas”.

El desafortunado “gasolinazo” navideño y su posterior eliminación sólo provocó el aumento de los precios de los alimentos, pero los ciudadanos no sólo viven de alimentos, también necesitan transporte, artículos de higiene, educación, salud. Los costos están fuera del alcance de los pobres y los más pobres. Según los expertos el 50 % del poder adquisitivo del salario (si es que lo tienen) va a cubrir la inflación que no es del 7 % como dice el INE que se convirtió en una oficina palaciega, es de algo más del 30 %.

El salario que debía alcanzar para un mes sirve para dos semanas solamente. Subirán las tarifas de transporte y, si es que se puede encontrar, la leche, la carne, los huevos, el arroz, la harina, las hortalizas, tubérculos, vegetales y cereales. Es que estamos cayendo en el abismo en el que viven bien los que viven del narcotráfico, el contrabando y la corrupción.

La situación de la gente del campo es lamentable. Originarios y campesinos están al borde de la inanición y no les queda opción sino viajar a las ciudades a pedir limosna, sentarse en la calle con cuatro limones para vender o buscar los basureros.

El gobierno cocalero ha fracasado, pero la gente no encuentra alternativa política que pueda ocuparse de sus intereses. Los pobres y los más pobres merecen gobernantes que les den atención y tengan responsabilidad, criterio, conocimientos y sobre todo honestidad a toda prueba, requisitos que el régimen no tiene. Los pobres y los más pobres no se alimentan con polítiquería, discursos, insultos, persecución, cárcel o promesas de cambio. Los pobres y los más pobres necesitan vivir con dignidad, sin hambre.