Italaqueño de nacimiento, siempre se ha sentido atraído por los objetos antiguos. Las cosas que la gente deja tirada le sirven para crear su propio museo en casa. Buscador de tesoros.
Su casa bien podría ser un museo de arqueología o un tributo a la historia, pues, a lo largo de los años, Sócrates Uriarte Rea ha ido recuperando fragmentos de la vida común del cantón situado en el municipio de Mocomoco. “Hace 30 años comencé a reunir piezas antiguas que iba encontrando por las calles o en las casas. Sin embargo, siempre me han interesado los objetos antiguos”, relata el paceño.
Uno de sus mayores tesoros son las planchas, las piezas más antiguas que encontró en Italaque, cantón situado en el departamento de La Paz: “Tengo una plancha a carbón, en la que se introducía la turba caliente por un agujero. Esta otra —explica señalando la pieza— simplemente tiene una placa, la que debía ser calentada y ya estaba lista para usarse y alisar la ropa”.
También “tengo llaves y candados antiguos. Además, una de las piezas que más valoro de mi colección es un trozo de estera de paja tejida —conservada en un tarro de vidrio—. Este fragmento lo encontré enterrado en la iglesia de Italaque. Pertenece al antiguo suelo del altar mayor del templo de San Miguel que se quemó en 1957”, explica el italaqueño de 65 años.
Cuando Sócrates Uriarte encuentra algún objeto, no puede evitar imaginarse de dónde proviene, o quién lo tuvo primero. En un cuarto de su vivienda posee estanterías y las paredes repletas de objetos. También tiene algunos instrumentos musicales en las paredes y en las estanterías de la sala, pero no los colecciona. “Los instrumentos se quiebran con mayor facilidad, por lo que no tengo costumbre de coleccionarlos”.
No faltan objetos del período de la guerra del Chaco que habían pertenecido a su padre: “Mi papá fue a la guerra y de él me quedó una máscara anti-gas y algunos otros objetos como diarios que escribió durante el conflicto”, relata el buscador de tesoros. También presume de tener una cámara fotográfica aérea utilizada durante el conflicto.
Italaque, el cantón donde vive Sócrates, es un lugar lleno de historia, donde se cuenta que los incas dejaron varios “tapados” o tesoros cuidadosamente enterrados para alejarlos de la codicia española. Uriarte, de acuerdo con su carácter, intentó hallar uno de estos cántaros rebosantes de riquezas: “Fui hasta las ruinas incaicas con un detector de metales, pero estaba estropeado y no pude encontrar nada”, cuenta desanimado.
Algún día, Sócrates quiere abrir un museo en su casa. Por ahora, se conforma con poder disfrutar de sus maravillas él solo.