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15 de octubre de 2013

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Pluralismo Epistemológico y Epistemología Pluralista

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Por: Lourdes Reynaga Agrada

Para comprender las diferencias entre el Pluralismo Epistemológico y Epistemología Pluralista, existe una palabra clave: posibilidad. Palabra que ayuda también a comprender los acercamientos entre ambos conceptos. La posibilidad, rescatada por Raúl Prada de Gilles Deleuza, tiene que ver con el juego de las alternativas, que se inscriben en formas de enunciación diferentes. Las posibilidades dan lugar a la existencia de pensamientos pluralistas, a la existencia de singularidades en un todo que no termina de abarcarlas, ni de acallarlas o negarlas.

En este sentido, la posibilidad de existencia de alternativas de universo, no corresponde a una noción de pueblo que, según Prada, es lo que da legitimidad al Estado al ser aquello que lo constituye, sino más bien con una idea de multitud. En donde la multitud se constituye por las singularidades, las diferencias, esas formas particulares de concebir el mundo e interpretar la realidad.

La admisión de estas singularidades, sin embargo, no es suficiente. En este punto es donde marca la diferencia sustancial entre el Pluralismo Epistemológico y la Epistemología Pluralista. Pues el Pluralismo Epistemológico trabaja aceptando estas singularidades y practicando una tolerancia respecto de ellas. Las singularidades se permiten, se aguantan, se lee una especie de interculturalidad. Por su parte, la Epistemología Pluralista no se conforma con admitirlas, busca una incorporación participativa, un pluralismo real en donde la unión sea abarcadora.

Leyendo este aspecto, considero pertinente un paralelismo con dos términos del idioma aymara. Términos en sí mismo complejos y, por lo mismo, sumamente interesantes. Me refiero al nanaka en relación del jiwasanaka. En principio, el jiwasa resulta en sí mismo complejo, pues se admite como la cuarta persona gramatical singular. En castellano existen tres: yo, tú, él/ella. La correspondencia en aymara sería: naya, juma, jupa, a donde se acopla eljiwasa que quiere decir: tú y yo. Es decir, se está hablando de un plural, pero un plural de sólo dos. Este tema crea una polémica a nivel lingüístico pues, cómo hablar de una cuarta persona en singular si realmente es un plural, un plural de dos, pero un plural al fin.

La explicación no es sencilla, al contrario, se problematiza con la existencia de un plural para el jiwasa, eljiwasanaka equivalente a un “nosotros” distinto al “nosotros” del nanaka. El nanaka es un “nosotros”, sin “ustedes”, mientras el jiwasanaka habla de dos grupos, es un “nosotros” con “ustedes”. Donde no es lo mismo decir: “Nosotros (los del grupo A) vamos a hablar entre nosotros” (nanaka), que decir: “Nosotros (los del grupo A) vamos a hablar con ustedes (los del grupo B)” (jiwasanaka). En este segundo ejemplo, se da el reconocimiento de la diferencia entre los del grupo A y los del grupo B, pero no hay una exclusión. Se trata de incorporar al segundo, admitiendo que es distinto del primero, sin pretender que pertenezca al primer grupo, sino permitiendo que se desarrolle en la diferencia. No se trata tampoco de una simbiosis o de un grupo que absorba al otro, se trata de constituir un grupo en donde se reconozca la diferencia sin por ello anular a uno de los espacios.

Por otra parte, Prada menciona que estas singularidades no son fines en sí mismas, sino que se trata de procesos en ejecución. No hay un solo sentido, son varios, incluso el sinsentido puede participar de estos procesos. Son posibilidades, más o menos probables, pero existentes al fin. En su reconocimiento y su participación es donde trabaja la Epistemología Pluralista. Avanzando más allá de la tolerancia, sino buscando una construcción escuchándolas y leyéndolas. Es llamativo que, citando a Deleuze, Prada mencione la supervivencia de las singularidades, pese a la represión y violencia. Es llamativo y podría ser fuente de estudio el proceso por el que se van configurando las singularidades y los aspectos que retoman del propio medio opresor. Ya que, como afirma Prada, el Estado se va internalizando en los sujetos y tiende hacia su reproducción manteniendo estructura y mudando sólo actores, entonces, cómo es que sobreviven estas singularidades, hasta qué punto son capaces de evadir la internalización del Estado o si se alimentan de ella para aprovecharla y desviarse en un sentido distinto.

Pensar en este tema tiene que ver con la resistencia de la que habla Isaac Asimov en la saga de las “Fundaciones”, un corpus clave cuando se habla de literatura y ciencia ficción. Se supone que cada cierta cantidad de siglos la Humanidad retorna a la barbarie, es la tesis de Hari Seldon, un científico. Para precautelar los avances de la Humanidad se planea la creación de una Fundación que proteja el saber humano almacenándolo. Esta Fundación se establece en un confín de la galaxia. Se intenta también destruirla, para descubrir, finalmente, que la Segunda Fundación, se encuentra en el centro mismo de la barbarie. Es importante para este descubrimiento recordar que Hari Seldon, si bien es un científico, es también un investigador social. Es su doble faceta la que prevé los atentados contra la Fundación y establece otra.

En esta resistencia encuentro un acercamiento con la Epistemología Pluralista. Si Seldon hubiera sido únicamente un científico, probablemente no hubiera previsto los ataques. Es la particularidad de ser también un investigador social lo que le permite hacerlo. Por otra parte, encuentro posible equiparar el desarrollo de las singularidades con la existencia de las Fundaciones. Mientras la Humanidad va camino y alcanza nuevamente los estadios de la barbarie, la Fundación trabaja escondida, preservando el desarrollo tecnológico y los saberes humanos. Entonces ¿es posible rastrear fragmentos de la Historia siguiendo el proceso de configuración de una singularidad? ¿es posible comprender el desarrollo de los Estados desde esta otra mirada, siempre marginal, necesariamente sofocada?