Por: Boris Bernal Mansilla
Fuente: Periódico La Razón, Suplemento La Gaceta Jurídica, 02 de junio Periódico Cambio, 30 de mayo de 2015, Visor Bolivia; Bolpress.
Se acerca la fiesta mayor de los andes, la Festividad del Señor del
Gran Poder, su origen se remonta a 1663, cuando se fundó el Convento de
las Madres Concepcionistas. “Según la historia, en aquel entonces, las
postulantes al convento debían llevar consigo una imagen. La monja
Genoveva Carrión portó un lienzo de la Santísima Trinidad, consistente
en una imagen de Dios con tres rostros, representando así su carácter
trinitario; padre, hijo y espíritu santo”.
Estas imágenes trifaciales eran muy comunes en la época colonial; el
encuentro de dos mundos eran graficadas en estas pinturas. Para el mundo
andino no eran extrañas las representaciones trinas, pues, se
manifiesta la importancia del número tres como totalidad: Alaxpacha
(cielo), Acapacha (tierra) y Manqhapacha (mundo subterráneo).
Es hasta comienzos del siglo XVIII que el Papa Benedicto VI prohibió
las imágenes trifaciales a través de la Solicitudine Nostra, ratificada
en América por el concilio provincial de Santa Fé en 1772; debido a
estas prohibiciones en 1904 el lienzo de la Santísima Trinidad del
Convento de las Madres Concepcionistas es retocado convirtiéndolo en una
imagen de un solo rostro y llamándola desde ese tiempo “Señor del Gran
Poder”. En 1923 surgieron las primeras fraternidades folklóricas dándose
inicio con esto a la “Festividad de Señor del Gran Poder”.
Es así que la fiesta del Señor Jesús del Gran Poder pone en escena
encuentros, reencuentros y desencuentros sociales entre unos y otros,
entre ricos y pobres, entre católicos y protestantes; en suma, entre el
pasado y presente de nuestra historia. Se enlazan y complementan ciclos
agrícolas y ciclos cósmicos con el mundo religioso-católico.
En la misma lógica, en lo económico, “los comerciantes del Gran Poder
ch ́allan sus mercaderías, comen, beben y bailan con ellos, a fin de
instaurar una comensalidad general: todos comen y beben con todos,
reciprocidad, de modo que igualmente todos puedan también crecer juntos,
sugiriendo, una vez más, un entrelazamiento inesperado entre el
comerciante y su mercadería. Esta relación no es capitalista, pues no es
monoteísta. Es animista: no conoce la separación Sujeto/objeto”.
Basándonos en el libro: “Cuando el baile mueve las montañas. Religión
y economía cholo-mestiza” de Nico Tassi, este se refiere a la costumbre
de desplegar abundancia material para atraer a la gente y suscitar la
relación. Es decir que el Capitalismo se basa en el postulado patriarcal
de la escasez y la deuda. En cambio la economía del Gran Poder se basa
en el postulado matriarcal de la abundancia, la variedad de lo necesario
y de compartir.
Esta lógica también vale para un devoto, cuando se une a una
fraternidad para bailar en Gran Poder, como para un vendedor. Todos
basan su elección, obviamente, en sus posibilidades económicas, pero lo
que dirime es la atracción provocada por la abundancia de bienes, comida
y música que el mercado, o la fraternidad, son capaces de ofrecer. Esta
abundancia material es un elemento que lleva a las personas a
participar y esta atracción será rápidamente consagrada a través del
compadrazgo, consolidando de esta formas alianzas espirituales y
económicas. Completándose en lo cotidiano: el Capitalismo Occidental y
la Reciprocidad Andina.