Boris Bernal Mansilla
Libertad, entraña nacimiento o vida o gloria de los que fecunda la tierra y multiplica. Palabra que crece con la luz de los inocentes y se pierde en la soberbia de los dictadores.
Con ese nombre se enterraron los siglos del vasallaje apretados por enjambres de hastió y de ciencia desprovista. Esas letras todavía son agua del mismo rió que alimenta el corazón de los hombres.
Oh palabra desdeñada por los tiranos, aun sin que reconozcan tu imperativo categórico cruzaste la puerta de la caverna, para comunicar la fragancia del mundo y ya no se puede vivir sin ella.
Oh libertad de uno y de todos los hombres, no te detengas en tus ojo de gloria, para iluminar la actitud de aquellos que se sumen a realizar el viaje con los valores del último hombre.
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